Descripción
Descripción
El 10 de marzo de 2004 el joven de origen filipino Rex Ferrer, de 20 años, olvidó su mochila en la iglesia donde solía ensayar el coro del que formaba parte. De firmes creencias religiosas, pertenecía a la Iglesia de Cristo y alguna vez había confesado que no tenía miedo a la muerte porque creía firmemente en la existencia de otra vida. El joven trabajaba como camarero, empleo que compaginaba con su formación para ser carpintero. La mañana del 11 de marzo salió de casa antes de lo habitual para pasar a recoger la mochila que había olvidado el día anterior. Falleció debido a las explosiones que sacudieron el tren de cercanías que circulaba por la estación de Atocha.
El 11 de marzo de 2004 era jueves. A primera hora de la mañana, terroristas vinculados a Al-Qaeda colocaron trece bombas en cuatro trenes de Cercanías que circulaban por Madrid. Entre las 7.37 y las 7.39, cuando los trenes se encontraban en las estaciones de Atocha, El Pozo y Santa Eugenia, y frente a la calle Téllez, diez de las bombas estallaron. Como resultado, 191 personas murieron y alrededor de 1.500 resultaron heridas. Fue el atentado terrorista más grave de la historia de España. El 3 de abril de 2004, cuando agentes de los GEO (Grupo Especial de Operaciones) se disponía a entrar en un piso de Leganés donde se sospechaba que estaban recluidos los autores de los atentados, los terroristas protagonizaron un suicidio colectivo haciendo estallar veinte kilos de explosivos. La onda expansiva causó la muerte de un GEO, que cierra la ominosa lista de los 192 asesinados a causa de los atentados del 11-M.