Descripción
Descripción
José María Urquizu Goyogana estaba en la farmacia de su familia cuando entraron dos terroristas, un hombre y una mujer con la excusa de analizar una muestra de sangre porque, adujeron, ella podría estar embarazada. Cuando la víctima se inclinó sobre el microscopio, le dispararon en la nuca a bocajarro, matándolo en el acto. Los atacantes huyeron por un callejón y en un vehículo robado en el que les esperaba un tercer terrorista.
Todas las farmacias de Durango cerraron en señal de repulsa por el asesinato del teniente coronel. Años después, sus hijos revelarían que su padre se había negado a ceder al chantaje de ETA y pagar el conocido como “impuesto revolucionario”. La esposa de José María Urquizu, Mercedes Aranaga, falleció cuatro años después de que ETA la dejara viuda. Su hijo Javier defiende que las balas que mataron a su padre mataron también, a cámara lenta, a su madre. Tampoco vivió mucho más el padre de José María Urquizu que, con 90 años, se encontraba en la habitación de al lado de la escena del crimen.
La víctima era vascoparlante y socio del Athletic de Bilbao, además de estar muy implicado en las actividades sociales de Durango.
#TalDiaComoHoy de 1980 #ETA mató al teniente coronel de Farmacia José MªUrquizu en #Durango. Tenía 5 hijos que aún no saben quién mató a su padre. Uno de ellos, Javier, lo cuenta en este vídeo.
También #Impune
¿Me ayudas a recordarle?
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— Consuelo Ordóñez (@ConsuorF) September 13, 2024