Descripción
Descripción
Todos los días, a primera hora de la mañana, agentes de la Guardia Civil relevaban su turno de vigilancia en varias embajadas situadas en el centro de Madrid. El 25 de abril de 1986, pasadas las 7.15, un Land Rover en el que viajaban nueve agentes abandonó la embajada de Italia, situada en la calle Juan Bravo. De camino a la embajada de la Unión Soviética, se detuvieron en un semáforo del cruce con Príncipe de Vergara, junto a la Maternidad Nuestra Señora del Rosario, que ocupaban 55 mujeres y 60 bebés. En ese instante, un miembro del comando Madrid de ETA, Antonio Troitiño, accionó el detonador del artefacto explosivo que los etarras habían escondido en un coche que habían aparcado a pocos metros del semáforo. La potente explosión rompió los cristales de los edificios de más de cuatro manzanas, abrió un agujero enorme en la fachada del hospital y afectó de lleno al Land Rover en el que viajaban los agentes: dos de ellos murieron calcinados, un tercero salió despedido del vehículo, el cuarto falleció de camino al hospital y el quinto, poco después de ingresar.
Uno de ellos era Alberto Amancio Alonso Gómez. Nacido en París, compaginaba sus estudios de Derecho con su trabajo como Guardia Civil. “Yo no les perdono, jamás, lo tengo muy claro”, aseguraba Hortensia, madre de Alberto. Tras sobrevivir al atentado de ETA en la plaza de República Argentina el 9 de septiembre de 1985, Alberto le dijo a su padre: “Papá, el día menos pensado me toca a mí. Si van a por ti, van a por ti. Ellos lo que quieren es matar el uniforme, el que va dentro no importa.” Sus restos fueron enterrados en el cementerio de La Almudena, aunque en noviembre de 1986 su cadáver fue desenterrado, junto con los de otras cinco personas, por unos profanadores de tumbas. “Yo tuve miedo, el presentimiento de que había sido una persecución política, pensamiento que luego desapareció al comprobar que el nicho que está junto al de mi hijo, el de otro compañero asesinado en el mismo atentado, estaba intacto. Estaba todo tan reciente… Ahora estoy de muy mala leche, muy cabreado”, contaba angustiado el padre de de la víctima.
#TalDiaComoHoy de 1986 #ETA mató con un coche bomba a cinco @guardiacivil en el centro de #Madrid. Dos de ellos murieron calcinados. Un tercero salió despedido del vehículo, el cuarto falleció de camino al hospital y el quinto, poco después de ingresar.
Esto era ETA
HILO ⤵️ pic.twitter.com/ucrVJI4kTU
— Consuelo Ordóñez (@ConsuorF) April 25, 2024