Descripción
Descripción
La vida no había sido fácil para Stefan Modol: de 45 años, hacía dos años que había abandonado su país natal, Rumanía, donde trabajaba como policía. En España buscaba conseguir una vida mejor para su mujer y tres hijos, a los que enviaba todo el dinero que le era posible ganar a través de su trabajo como albañil. Vivía en un piso en Vallecas junto a otros nueve inmigrantes. Todos los días cogía el tren en la estación de Santa Eugenia para ir a trabajar. El día del atentado se dirigía a Atocha, donde pensaba coger el metro para dirigirse a Embajadores.
El 11 de marzo de 2004 era jueves. A primera hora de la mañana, terroristas vinculados a Al-Qaeda colocaron trece bombas en cuatro trenes de Cercanías que circulaban por Madrid. Entre las 7.37 y las 7.39, cuando los trenes se encontraban en las estaciones de Atocha, El Pozo y Santa Eugenia, y frente a la calle Téllez, diez de las bombas estallaron. Como resultado, 191 personas murieron y alrededor de 1.500 resultaron heridas. Fue el atentado terrorista más grave de la historia de España. El 3 de abril de 2004, cuando agentes de los GEO (Grupo Especial de Operaciones) se disponía a entrar en un piso de Leganés donde se sospechaba que estaban recluidos los autores de los atentados, los terroristas protagonizaron un suicidio colectivo haciendo estallar veinte kilos de explosivos. La onda expansiva causó la muerte de un GEO, que cierra la ominosa lista de los 192 asesinados a causa de los atentados del 11-M.