Descripción
Descripción
María Teresa Jaro Narillos, de 32 años, tenía claro que su prioridad era su hija Andrea, de tres años, de ahí que trabajase a media jornada para poder pasar las tardes junto a ella. Hacía cinco meses que trabajaba en la sección de atención al cliente del Grupo Logista. Todas las mañanas cogía el tren desde Coslada hasta Chamartín para después desplazarse en autobús hasta el trabajo. El 11 de marzo su viaje acabó en la estación de El Pozo del Tío Raimundo.
El 11 de marzo de 2004 era jueves. A primera hora de la mañana, terroristas vinculados a Al-Qaeda colocaron trece bombas en cuatro trenes de Cercanías que circulaban por Madrid. Entre las 7.37 y las 7.39, cuando los trenes se encontraban en las estaciones de Atocha, El Pozo y Santa Eugenia, y frente a la calle Téllez, diez de las bombas estallaron. Como resultado, 191 personas murieron y alrededor de 1.500 resultaron heridas. Fue el atentado terrorista más grave de la historia de España. El 3 de abril de 2004, cuando agentes de los GEO (Grupo Especial de Operaciones) se disponía a entrar en un piso de Leganés donde se sospechaba que estaban recluidos los autores de los atentados, los terroristas protagonizaron un suicidio colectivo haciendo estallar veinte kilos de explosivos. La onda expansiva causó la muerte de un GEO, que cierra la ominosa lista de los 192 asesinados a causa de los atentados del 11-M.