Descripción
Descripción
Como todos los días durante los últimos 17 años, Marisol Rodríguez cogió el tren en la estación de Alcalá de Henares para dirigirse a su trabajo como jefa de proyectos de Informática y Comunicaciones Avanzadas. Llevaba veinte años casada y era madre de un niño de trece años. Amante de la cultura y los viajes, había recorrido junto a su marido países como China, Nepal o Egipto. Ambos albergaban un sueño, jubilarse e irse a vivir a Bali el resto de sus vidas.
El 11 de marzo de 2004 era jueves. A primera hora de la mañana, terroristas vinculados a Al-Qaeda colocaron trece bombas en cuatro trenes de Cercanías que circulaban por Madrid. Entre las 7.37 y las 7.39, cuando los trenes se encontraban en las estaciones de Atocha, El Pozo y Santa Eugenia, y frente a la calle Téllez, diez de las bombas estallaron. Como resultado, 191 personas murieron y alrededor de 1.500 resultaron heridas. Fue el atentado terrorista más grave de la historia de España. El 3 de abril de 2004, cuando agentes de los GEO (Grupo Especial de Operaciones) se disponía a entrar en un piso de Leganés donde se sospechaba que estaban recluidos los autores de los atentados, los terroristas protagonizaron un suicidio colectivo haciendo estallar veinte kilos de explosivos. La onda expansiva causó la muerte de un GEO, que cierra la ominosa lista de los 192 asesinados a causa de los atentados del 11-M.