Descripción
Descripción
Los terroristas de ETA Domingo Troitiño, Josefa Mercedes Ernaga Esnoz y Rafael Caride Simón habían recibido órdenes para realizar diversos ataques contra empresas de capital francés o mixto hispano-francés. Atendiendo a esas directrices, decidieron colocar un artefacto explosivo en el centro comercial Hipercor de Barcelona, sito en la avenida Meridiana. Su intención era causar los mayores daños posibles. Estimaron que era mejor que la explosión se llevase a cabo durante el día, en pleno horario comercial.
Tras introducir veintisiete kilos de amonal y doscientos litros de líquidos incendiarios, pegamento y escamas de jabón en un vehículo y fijar el temporizador para que estallara a las 16.00 horas, dos de los terroristas abandonaron el coche bomba en el segundo sótano del aparcamiento de Hipercor. Poco después de las 15.00 horas, el etarra Domingo Troitiño realizó tres llamadas telefónicas: una a la Guardia Urbana de Barcelona, otra al centro comercial y una tercera al diario Avui. El terrorista se identificó como interlocutor de ETA y avisó de la ubicación de la bomba y de que esta estallaría entre las 15.30 y las 15.40 horas. Al no ser encontrado el artefacto por los policías que llegaron al lugar ni por el servicio de seguridad de Hipercor, se tomó la decisión de no desalojar el edificio, pues se creyó que se trataba de una falsa alarma. El coche bomba estalló a las 16.08 horas.
La explosión se extendió desde el segundo sótano hasta el primero, en el cual estaba la planta de alimentación. Tal como recoge la sentencia 49/1989 de la sección 1.ª de la Audiencia Nacional, una bola de fuego abrasó a las personas que encontró a su paso, a la vez que produjo una ingente cantidad de gases tóxicos que ocasionó la asfixia de las personas que se encontraban en su radio de acción. Varias personas resultaron atrozmente quemadas y mutiladas, sin posibilidad alguna de escapar ante la oscuridad producida por el humo negro y los materiales incendiarios adheridos a su cuerpo, puesto que la composición del explosivo hizo que los productos incendiarios se adhirieran a los cuerpos, sin posibilidad alguna de desprenderse de ellos ni apagarlos, ya que su autocombustión se ocasionó sin necesidad de utilizar el oxígeno ambiente.
Luisa Ramírez Calanda estaba casada con Ricardo Labad Muñoz cuando la banda terrorista ETA la asesinó en el centro comercial Hipercor de la barcelonesa avenida Meridiana junto a otros veinte ciudadanos. Veinte años después del ataque terrorista, su hija Margarita Labad Ramírez contó en La Vanguardia que aún tomaba antidepresivos y reconocía que su vida laboral había estado marcada por las bajas médicas: “Desde aquel día mi vida es una montaña rusa emocional. Los primeros años me convertí en una persona muy vulnerable”.
#TalDíaComoHoy de 1987 ETA cometió el atentado más sangriento de su trayectoria criminal: asesinó a 21 personas e hirió a 48 con un coche bomba que estalló en el aparcamiento del #Hipercor en #Barcelona.
Cuatro de las víctimas mortales eran menores.
Esto era ETA 🧵 pic.twitter.com/AePWNC5qWC
— Consuelo Ordóñez (@ConsuorF) June 19, 2024