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Descripción

Nacido en: Asturias
Edad: 35
Hijos: 1
Estado civil: Casado
Ocupación: Policía Nacional
Fecha del atentado: 14/09/1982
Lugar del atentado: Errenteria
Culpables: Jesús María Zabarte Arregui
Arma: Subfusil
Asesinado por: ETA

Descripción

A las once de la mañana cinco agentes de la Policía Nacional, entre ellos Juan Seronero Sacristán, se desplazaron hasta la venta Susperregui, en el caserío Franchilla, para tomar unos bocadillos a modo de almuerzo mientras eran vigilados sin que lo supieran por un comando terrorista. Tres agentes habían llegado vestidos de uniforme en un coche Z con distintivos oficiales, mientras que los otros dos vestían de paisano y viajaban en un Seat 131 Supermirafiori de color azul marino y sin ningún tipo de identificación policial.

A 800 metros del local donde habían almorzado, los dos coches se vieron envueltos en un fuego cruzado desde varios puntos con armas automáticas. Dado lo accidentado del terreno y la escasa velocidad de los vehículos, resultaban un objetivo fácil para una emboscada. Los policías trataron de repeler el ataque abriendo fuego con sus pistolas, pero sin llegar a hacer blanco sobre ninguno de los terroristas. Dos de los agentes, Jesús Ordóñez Pérez y Juan Seronero Sacristán, fallecieron en el acto siendo acribillados bajo el fuego cruzado. Otros dos agentes, Alfonso López Fernández y Antonio Cedillo Toscano, fueron heridos de gravedad y fallecieron horas más tarde. Sólo el agente Juan José Torrente Terón sobrevivió tras una recuperación de casi nueve meses.

Durante el tiroteo, Antonio Cedillo fue capaz de salir del coche y disparar a los terroristas mientras huían. También logró caminar unos 500 metros hacia Rentería hasta que cayó al suelo y fue encontrado por un conductor de una furgoneta, al que le pidió que le llevase a un hospital. Sin embargo, se encontraron con los terroristas que obligaron a parar el vehículo y remataron a Cedillo en el coche con un tiro en la nunca.

El único condenado por el atentado fue Jesús María Zabarte, conocido como “el carnicero de Mondragón”, a pesar de haber participado únicamente en labores de vigilancia y no propiamente en su ejecución material. Por tanto, los responsables finales de la muerte de los agentes no han pagado por sus actos ante la justicia.

Prensa