Descripción
Descripción
Cinco agentes de la Policía Nacional, entre ellos Alfonso López Fernández, se desplazaron hasta la venta Susperregui, en el caserío Franchilla de Rentería, para tomar unos bocadillos a modo de almuerzo mientras eran vigilados sin que lo supieran por un comando terrorista. Tres agentes habían llegado vestidos de uniforme en un coche Z con distintivos oficiales, mientras que los otros dos vestían de paisano y viajaban en un Seat 131 Supermirafiori de color azul marino y sin ningún tipo de identificación policial.
A 800 metros del local donde habían almorzado, los dos coches se vieron envueltos en un fuego cruzado desde varios puntos con armas automáticas. Dado lo accidentado del terreno y la escasa velocidad de los vehículos, resultaban un objetivo fácil para una emboscada. Los policías trataron de repeler el ataque abriendo fuego con sus pistolas, pero sin llegar a hacer blanco sobre ninguno de los terroristas. Dos de los agentes, Jesús Ordóñez Pérez y Juan Seronero Sacristán, fallecieron en el acto siendo acribillados bajo el fuego cruzado. Otros dos agentes, Alfonso López Fernández y Antonio Cedillo Toscano, fueron heridos de gravedad y fallecieron horas más tarde. Sólo el agente Juan José Torrente Terón sobrevivió tras una recuperación de casi nueve meses.
El único condenado por el atentado fue Jesús María Zabarte, conocido como “el carnicero de Mondragón”, a pesar de haber participado únicamente en labores de vigilancia y no propiamente en su ejecución material. Por tanto, los responsables finales de la muerte de los agentes no han pagado por sus actos ante la justicia.
Los abatieron como a animales, durante 23 días los vigilaron y les tendieron una emboscada en un lugar sin escapatoria. Se llamaban JESÚS ORDÓÑEZ, JUAN SERONERO, ALFONSO LÓPEZ y ANTONIO CEDILLO.
Eran @policia #ETA los asesinó en #Oyarzun #TalDiacomoHoy de 1982
HILO ⤵️ pic.twitter.com/bm5J6hxZlY
— Consuelo Ordóñez (@ConsuorF) September 14, 2024