Descripción
Descripción
Los asesinos de Pedro Ortiz de Urbina Garayalde, subcomisario de Policía ya jubilado, habían planeado su asesinato casi al milímetro: habían robado un coche, dejando a su propietario en el asiento trasero; maniataron al portero del edificio donde la víctima residía en Vitoria y obligaron a la portera a llamar a la puerta de la casa del subcomisario para asegurarse de que abría la puerta.
Cuando lo hizo, sin mediar palabra, le mataron a tiros, a pesar de que Pedro se dio cuenta del peligro e intentó cerrar la puerta. Un proyectil lo alcanzó en el pecho y otro en la cabeza. Cayó muerto en el mismo umbral de la puerta, en donde posteriormente fueron recogidos cuatro casquillos. Los terroristas bajaron las escaleras hasta el coche en el que les esperaba un cómplice y se dieron a la fuga.
#TalDiaComoHoy de 1984 #ETA asesinó en #Vitoria al subcomisario de @policia jubilado, Pedro Ortiz de Urbina, en su propio domicilio, obligaron a la portera a tocarle el timbre. En cuanto abrió la puerta la apartaron y dispararon contra él. Cayó muerto en la misma puerta.
HILO ⤵️ pic.twitter.com/KspBzTtIe6
— Consuelo Ordóñez (@ConsuorF) March 1, 2024