Descripción
Descripción
Una patrulla de guardias civiles fue enviada desde el puesto de Mondragón hasta el santuario de Nuestra Señora de Aránzazu para retirar una ikurriña cuyo despliegue estaba en esos momentos prohibido. Los guardias civiles inspeccionaron la zona, ante el temor de que la bandera tuviera conectada algún explosivo, pero sólo estaba unida a un paquete con arena, por lo que procedieron a retirarla y emprendieron el regreso al puesto de Mondragón.
La trampa, en realidad, no estaba demasiado lejos. A sólo un kilómetro del santuario ETA había escondido, en un talud a la derecha de la carretera, una potente bomba, señalada con una marca roja para poder activar el artefacto cuando el Land Rover de la Guardia Civil se encontrase sobre el mismo.
El artefacto fue accionado con un mando a distancia y alcanzó de lleno al vehículo de la Guardia Civil, que salió despedido a unos veinte metros de distancia, dando varias vueltas de campana. Esteban Maldonado Llorente, Jesús Pascual Martín y Juan Moreno Chamorro murieron en el acto y sus cuerpos quedaron totalmente destrozados. Otros dos agentes, el cabo José Gómez Castillo y el conductor Juan García Lorente, resultaron gravemente heridos. Varios padres franciscanos que se dirigían al santuario se ocuparon del traslado de los heridos al centro sanitario al tiempo que administraban los sacramentos a los tres fallecidos.
#TalDiaComoHoy de 1975 #ETA asesinó en #Oñate en el Santuario de Aranzazu a los jóvenes @guardiacivil Esteban Maldonado, Jesús Martín y Juan Moreno, con una potente bomba trampa. Sus cuerpos resultaron totalmente destrozados y despedidos a 20 metros.
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— Consuelo Ordóñez (@ConsuorF) October 5, 2024