Descripción
Descripción
A las 20.30 del 4 de agosto de 2002 una fuerte explosión sacudió las inmediaciones de la casa cuartel de la Guardia Civil en Santa Pola y retumbó en varios kilómetros a la redonda. Un coche bomba cargado con cincuenta kilos de explosivos y metralla acababa de estallar frente a la sede del Instituto Armado, en una zona cercana a varias paradas de autobuses. Como consecuencia, la niña de seis años Silvia Martínez Santiago, hija de un guardia civil, y Cecilio Gallego Alaminos, un jubilado de 57 años que esperaba en la parada del autobús, resultaron muertos. Otras treinta personas resultaron heridas, entre ellas Borja, el primo de Silvia, que tenía tres años y medio y sufrió diferentes cortes. La zona del atentado estaba muy concurrida por turistas que pasaban sus vacaciones en pleno mes de agosto.
Cinco días después del atentado, una llamada en nombre de ETA a la DYA alertó de que los terroristas habían colocado una bomba en la playa de Santa Pola. La Policía no encontró el artefacto hasta 48 horas después de la llamada. Se trataba de una bomba de ocho kilos de cloratita que estaba enterrada entre dos palmeras y que los artificieros lograron desactivar.
Cecilio Gallego, natural de Alcázar de San Juan (Ciudad Real), había sido empleado de la empresa Telefónica. Residía en Torrevieja, donde era conocido por su participación en actividades deportivas y su labor como profesor de guitarra en varios colegios públicos del municipio, que lo nombró hijo adoptivo a título póstumo. Estaba casado y era padre de cuatro hijos.
#TalDiaComoHoy #ETA mató en 2002 #SantaPola a la niña de 6 años Silvia Martínez y al jubilado Cecilio Gallego. Pretendían matar a más niños y a sus padres porque eran @guardiacivil, para ello pusieron una bomba de 100 kg.#ataudesblancos#memoriareciente
Esto era ETA
— Consuelo Ordóñez (@ConsuorF) August 4, 2024