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Descripción

Nacido en: Extremadura
Edad: 27
Hijos: 2
Estado civil: Casado
Ocupación: Agente de la Guardia Civil
Fecha del atentado: 01/02/1980
Lugar del atentado: Ispaster
Culpables: Jaime Rementería Beotegui, Francisco Esquisabel Echevarría como colaboradores necesarios; Recalde Gregorio Olabarria y Francisco Javier Gorrochategui como autores materiales, que fallecieron en el momento de perpetrar el atentado; Alfonso Echegaray Achirica también es autor material, pero está prófugo de la justicia.
Arma: Otros explosivos
Asesinado por: ETA

Descripción

Antonio Marín Gamero formaba parte junto a otros cinco guardias civiles (Alfredo Díez, José Gómez Martiñán, José Gómez Trillo, José Martínez Pérez y Victorino Villamor) de un convoy de dos Land Rover que custodiaban un vehículo de la fábrica de armas Esperanza y Cía. Aquel viernes 1 de febrero salieron en torno a las 7.30 horas de la fábrica en Marquina.

La salida fue observada por varios terroristas que, adelantando al convoy, se reunieron con otros miembros de la banda en el kilómetro 53 de la carretera, en las cercanías de Ispáster. Hacia las 8.15 horas, en una zona de curvas que obligó a reducir la velocidad, les tendieron la emboscada mortal. Los dos Land Rover de la Guardia Civil fueron atacados con fusiles de asalto, metralletas y granadas de mano. Se hicieron más de un centenar de disparos. Los agentes que viajaban en el interior de los Land Rover fueron alcanzados por los disparos de los terroristas y quedaron en los vehículos o bien malheridos o muertos.

Para asegurarse de que ningún guardia civil sobrevivía, tras el ataque varios terroristas se acercaron a los vehículos y arrojaron una granada de mano en el interior del primer Land Rover. Cuando quisieron repetir lo mismo con el segundo, la granada hizo explosión antes de que los asesinos tuvieran tiempo de alejarse, por lo que dos de ellos (Gregorio Olabarría Bengoa y Javier Gorrotxategui Argote) resultaron gravemente heridos. Aunque los otros miembros del comando terrorista recogieron a los heridos y pidieron al dueño de un bar que llamara a un médico, Olabarria falleció antes de que llegara y Gorrotxategui también murió, siendo abandonado por los etarras envuelto por una ikurriña a la puerta del cementerio municipal de Ermua.

El asesinato de los seis guardias civiles provocó una gran conmoción en la sociedad española y propició que el presidente Adolfo Suárez crease una Delegación Especial de Seguridad para el País Vasco y Navarra.

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